“Vivo atrapado entre amenazas intangibles que me rodean. Asfaltos, ardiendo bajo vientos de cambio que me bloquean.
Escapo.
Y allí donde yo voy no llega el sonido desesperado del tumulto que lucha por un mañana incierto.
Allí donde yo voy no hay frustración, injusticia ni violencia. Ni sirenas, ni alarmas de coche. Nadie agobiándote. Ni locos soltando tacos aullando en la calle.
Allí encuentras el silencio, encuentras la paz.
Encuentras a Dios.”
Allí es donde yo también deseo ir y donde, desde hoy, encamino mis pasos. Porque allí no llega más camino que el que yo mismo decida hacer.
Escapo.
Y allí donde yo voy no llega el sonido desesperado del tumulto que lucha por un mañana incierto.
Allí donde yo voy no hay frustración, injusticia ni violencia. Ni sirenas, ni alarmas de coche. Nadie agobiándote. Ni locos soltando tacos aullando en la calle.
Allí encuentras el silencio, encuentras la paz.
Encuentras a Dios.”
Allí es donde yo también deseo ir y donde, desde hoy, encamino mis pasos. Porque allí no llega más camino que el que yo mismo decida hacer.
Y espero que allí donde yo voy, estéis vosotros también, llegados de vuestros propios caminos, donde poder hacer eterno un instante, vivir una vida en un momento y disfrutar cada momento como toda una vida.
Un lugar donde cada golpe sea de suerte, donde cada vez que tropieces haya alguien para cogerte y en el que cada vez que respires y el aire inspires, sepas que vives; un lugar donde poder dejar de buscar el tocar cumbres que nunca llegan y disfrutar del ahora, donde no hay mejora.
Está ahí, al alcance de todos, y para llegar hay muchos modos. Hay que desearlo y ver la pureza en los fracasos por alcanzarlo, evitando que por cada fallo dejes de valorarlo.
Alli es donde yo voy.
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